miércoles, 20 de septiembre de 2017

SU AUSENCIA

Este fin de semana Nacho está fuera. Se ha ido con unos amigos a una casa rural y no tiene internet. No surgen muchas ocasiones como ésta y la verdad es que le apetece, pasa demasiado tiempo solo.
El viernes por la noche comienza a extrañarle, es desesperante pensar que va a estar dos días sin saber nada de él. El sábado se despierta muy desanimada. Por la mañana lo lleva más o menos bien porque el trabajo la entretiene, pero la tarde es una tortura. Parece que las horas no pasan. Pablo y Jesús están entretenidos jugando, Javi con el ordenador. Le propone ir a dar un paseo por matar el tiempo. Dan el paseo. Durante el paseo solo piensa en Nacho. ¿Qué estará haciendo? ¿Estará bien? ¿Me estará echando de menos? ¿Conocerá a alguna chica y se enamorará de ella? Sería lo mejor para todos, pero ojalá no.

Vuelven a casa dos horas más tarde; Vuelve igual que se fue. No ha disfrutado del paseo en absoluto.
Los niños prosiguen su juego así que se pone a leer. Lee, limpia, llama a una amiga. Entra en Twitter. Vuelve a leer, recoge la habitación de los niños. Se acuesta, hace el amor con Javi, que esa noche tiene ganas, con menos ganas que nunca.
El domingo amanece más ilusionada. Tiene todo un aburrido día por delante, pero al menos por la noche sabe que hablará con él.

Vuelve a entrar en Twitter. Interactúa con gente. Pasa un buen rato hablando con una chica con la que parece que está entablando algo de amistad, y eso le hace la tarde más llevadera. Por fin llega la hora de los baños, de la cena. La noche se le hace eterna. Nacho la escribirá en cualquier momento, pero ese momento no acaba de llegar. Mira el móvil cada dos por tres y nada. ¿Dónde estará? Son ya las 23:00. ¿Y si llega tarde y ni siquiera la escribe? Suena el whatsapp. No tarda ni un segundo en abrirlo. Es él.

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