Nacho tiene 38 años y es camarero en un hotel. Es de Madrid.
Ha tenido muchas relaciones, e historias a las que el factor temporal, por
su brevedad, impide llamar relaciones. Lleva 4 meses solo; y Nacho, ni sabe ni
quiere estar solo.
Lleva toda su vida buscando el amor, y quién sabe, puede que sea por eso
por lo que no lo ha encontrado.
Ana, Sonia, Sara, Lucía, Carmen, Toñi... La lista es demasiado larga. Y
siempre lo intentó, pero no hubo manera.
No tiene ningún problema para conocer chicas, o ya, mujeres, pero al final,
siempre se tuerce. Al final o al principio, de todo ha habido.
Ahora usa Twitter, desde hace más de un año. Tiene una cuenta de humor bajo
la que esconde la sensación de fracaso que domina su vida. Antes fue el
Facebook, antes Baddo, antes varios chats... No quiere estar solo. Nacho no
soporta la soledad.
En Twitter ha conocido gente: chicos, chicas. Ha llegado incluso a quedar
para tomar unas cervezas, y siempre ha sido muy divertido, muchas risas, muchos
"¡Tenemos que volver a quedar!" pero luego hay que volver a casa. Y
allí se desvanecen todas las risas y vuelve la soledad.
En Twitter hay varias chicas que le gustan, y parece que tiene alguna
posibilidad, pero es muy pronto para sacar conclusiones. Nacho intenta ir
despacio, no se quiere volver a equivocar, pero las ganas de compartirlo todo
con alguien le incitan a hablar con unas y con otras, a buscar, a tratar de
encontrar a esa persona a quien regalarle todo ese amor que le quema por
dentro.
Esta noche, Nacho ha entrado en Twitter, como cada noche cuando vuelve del
hotel, y en la pestaña notificaciones le ha aparecido una seguidora nueva. Ha
visto su avatar y ha sentido que la tenía que seguir.
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