"Lo siento Eva, no sabes qué día he tenido..." Empiezan a
hablar y los problemas se desvanecen. Al menos, hasta mañana. Charlan y
bromean, siempre bromean. Compaginan la conversación en privado con algunos tuits que se van perdiendo en los TLs.
A lo largo de la noche, cada uno lee lo
que ha escrito el otro durante el día. A veces es mucho, a veces es poco, pero
siempre lo hacen. Es otra de esas cosas que no han acordado pero han surgido
así.
A Nacho, Eva le deshace. Tanto, que
después de leerla, no lo ha podido evitar.
"¿Sabes que me estás enamorando?" le ha dicho. Y ella, se ha
sentido halagada y asustada por partes iguales. "Nacho..." Ha empezado a escribir, pero no sabe cómo continuar.
No hace falta, él se adelanta: "No
tienes que decir nada, no te preocupes. Pero necesitaba soltarlo. Cada cosa que
escribes me llega al alma, cada vez que apareces me da un vuelco el corazón. Y
sé que tú también sientes algo, aunque no quieras reconocerlo, es imposible que
no lo sientas. Solo quiero que sepas que no tengo prisa, que puedo esperar.
Pero piénsalo, por favor."